Desde hace 20 días el Zócalo dejó de ser el corazón político de México, para convertirse en el campamento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sin fecha de retiro.
En este hogar improvisado no hay privacidad: ropa interior, trastes, comida, basura y claro, la siesta.
Los maestros reconocen las incomodidades de dormir, comer, asearse a la intemperie; sin embargo, mientras no tengan respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, aseguran seguirán su lucha.
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