El Comando Central de Estados Unidos (Centcom) ejecutó este viernes una ofensiva aérea y terrestre de gran escala contra el Estado Islámico en el centro de Siria, destruyendo más de 70 objetivos estratégicos. La operación, descrita por el presidente Donald Trump como una “represalia muy seria”, empleó aviones de combate, helicópteros de ataque y artillería para lanzar más de 100 municiones de precisión contra almacenes de armamento e infraestructuras yihadistas.
Este despliegue responde directamente a la emboscada sufrida el pasado 13 de diciembre en Palmira, donde un francotirador del grupo terrorista asesinó a dos sargentos de la Guardia Nacional de Iowa y a un intérprete civil, además de herir a otros tres efectivos estadounidenses durante una misión de contraterrorismo.
Mientras, El Pentágono asegura que continuará la persecución implacable de los grupos terroristas en la región, el gobierno sirio afirmó su compromiso en el combate al EI para evitar que mantengan refugios seguros en su territorio. No obstante, surgieron tensiones diplomáticas luego de que el Ministerio del Interior de Siria asegurara haber advertido previamente a la coalición liderada por Washington sobre una posible infiltración de combatientes en la zona desértica, alerta que presuntamente no fue tomada en cuenta antes del ataque al contingente.
Hasta el momento, las fuerzas aliadas han reportado la neutralización de 23 efectivos terroristas en diez operaciones distintas entre Siria e Irak, manteniendo un estado de alerta máxima ante posibles nuevas agresiones en el Medio Oriente.