La Guardia Costera de Estados Unidos mantiene este domingo una persecución activa en aguas internacionales contra un petrolero vinculado a la “flota oscura”, según informaron funcionarios bajo anonimato. De concretarse la intercepción, esta operación se sumaría a la incautación del buque Bella 1 (con bandera panameña) este sábado y al decomiso del Skipper la semana pasada, consolidando la tercera acción de este tipo en menos de quince días.
El buque actualmente perseguido navega bajo una bandera falsa y cuenta con una orden judicial de incautación, formando parte de la estrategia de “máxima presión” que Washington ha intensificado para desmantelar el comercio petrolero del gobierno de Nicolás Maduro y sus vínculos con redes internacionales de evasión de sanciones.
Este despliegue ocurre en el marco del “bloqueo total y completo” anunciado por el presidente Donald Trump contra todos los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela. La ofensiva, denominada en otros frentes como parte de la vigilancia militar en el Caribe, ha generado una escalada de tensiones que analistas internacionales asocian con un incremento del riesgo geopolítico y una posible volatilidad en los precios del crudo.
Mientras que la Casa Blanca, a través de Kevin Hassett, ha minimizado el impacto económico para los consumidores estadounidenses calificando a estos buques como operadores del mercado negro, el gobierno venezolano ha denunciado estas acciones como actos de “piratería” y “agresión“, contando con el respaldo diplomático de Irán frente a la presencia militar de Estados Unidos en la región.