A 60 kilómetros de la Ciudad de México, en el municipio mexiquense de Temascalapa, opera un espacio donde son confinados los desechos radiactivos que produce la industria, la medicina y la investigación científica del país.
Es el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos (CADER), operado por el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) del gobierno federal. Fue construido para albergar de manera temporal, pero lleva operando más de 50 años y, desde entonces, los pobladores que viven a su alrededor viven con miedo e incertidumbre ante el riesgo que implica para su salud y el medio ambiente de la región.
Algunos pobladores asumen que las personas que han enfermado de cáncer después de 1984 se debe a que ese año llegaron 96 toneladas de varillas contaminadas con Cobalto-60, elemento radiactivo utilizado en las radioterapias para enfermos de cáncer.
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Los habitantes de la zona insisten en la clausura del depósito, así como en la realización y publicación de estudios sobre enfermedades y daños ecológicos.
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