El cantante Luis Miguel Gallego Basteri aterrizó de forma inesperada en Santiago de Chile este fin de semana, desatando una verdadera “Solmanía” en el sector oriente de la capital. Lejos de los escenarios y las cortinas negras que solían resguardar su privacidad, el intérprete fue captado en los exclusivos restaurantes Osaka y Rubaiyat, ubicados en la comuna de Vitacura, donde mostró una faceta inusualmente cercana y humana.
El momento más viral ocurrió cuando “El Sol” alejó a su equipo de seguridad para permitir que dos niños se acercaran a saludarlo; las imágenes muestran al artista abrazando y besando con afecto a los pequeños, un gesto que Martín, un fan de 11 años, describió como un sueño cumplido. Según su madre, Andrea, el cantante se mostró empático y relajado, rompiendo con la imagen de estrella inalcanzable que lo caracterizó durante décadas.
Esta visita al país trasandino, que se extenderá hasta el martes 23 de diciembre, tiene un carácter estrictamente personal y de negocios privados, descartándose cualquier presentación musical. De acuerdo con la periodista Cecilia Gutiérrez, Luis Miguel viajó desde Puerto Vallarta acompañado por su hermano Alejandro y un grupo cercano para visitar a un médico chileno con quien mantiene una profunda amistad y sociedades en una clínica especializada en tratamientos con células madre.
Además de supervisar estos emprendimientos de salud, el artista aprovecharía su estancia para atender asuntos relacionados con su negocio vitivinícola en la región. Mientras los seguidores celebran esta versión más madura y accesible del cantante, él disfruta de su estancia en el hotel Ritz-Carlton, manteniendo un perfil bajo que solo se ve interrumpido por su genuina calidez al interactuar con el público local.