EFE.- Esta Nochebuena volvieron a escucharse en la Plaza del Pesebre de la ciudad de Belén, separada de Jerusalén por un puesto de control militar israelí, las gaitas y los tambores de miles de jóvenes palestinos celebrando una Navidad que se mantenía ausente desde 2023.
“Este año, después de dos años de genocidio en Gaza, estamos celebrando aquí en Belén como una cuestión de paz y esperanza, diciéndole al mundo que amamos la vida y queremos paz”, dijo a EFE el palestino Martinios Juha, estudiante de 20 años de edad de Relaciones Internacionales.
“Llevamos dos años extrañando el espíritu navideño en Belén, donde nació Jesús”, añadió a pocos metros de la simbólica Basílica de la Natividad.
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Navidad en Belén: una celebración desolada por la guerra en Gaza y la crisis económica
A su alrededor, puestos navideños ofrecen maíz cocido y algodón de azúcar a los más pequeños. En el centro, miles de ”boy scouts” palestinos desfilan al ritmo de la música, mientras decenas de familias les vitorean y aplauden en una plaza, sin embargo, prácticamente vacía.
Desde el inicio de la ofensiva bélica israelí contra Gaza, tras los letales ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, son muy pocos los turistas que se han aventurado a visitar tanto Israel como Palestina.
E incluso, para la mayoría de palestinos es muy difícil llegar hasta Belén: necesitan un permiso israelí para desplazarse y atravesar los apenas nueve kilómetros que separan ambas urbes.
Juha reconoce que, por primera vez en dos años, cuenta con un permiso israelí, por 40 días, durante los que podría visitar Jerusalén hasta caer la noche. Sin embargo, no está seguro de que vaya a usarlo, por la situación de incertidumbre y miedo.
“Nuestra celebración aquí no es una alegría. Es un mensaje de esperanza. La guerra (en Gaza) continúa, la guerra no ha terminado. Es un mensaje de esperanza desde Belén, para que el mundo nos recuerde”, reflexiona.
“La gente se muere de frío”, acusan
Como él, son muchos quienes, pese a las celebraciones, siguen pensando en la Franja de Gaza: sumida en un virtual alto al fuego desde el 10 de octubre, pero donde las tropas israelíes siguen apostadas, atacando casi a diario y derrumbando edificios.
Si bien la hambruna que asoló la capital gazatí antes del verano —con centenares de muertes por desnutrición— se ha revertido gracias a la entrada de ayuda durante la tregua, el secretario general de la ONU, António Guterres, recordó hace cinco días que más del 75% de la población continúa en riesgo de inseguridad alimentaria “extrema”.
La colombiana Sandra, de origen palestino, es aún más gráfica: “La situación aún no está bien porque pensamos en la gente que vive en Gaza, muriéndose de frío (…) con las tiendas volando y a la intemperie”, expresa esta mujer de 68 años de edad.
Tras el desfile de las bandas y los gaiteros, el máximo representante de la Iglesia católica en Tierra Santa, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, hizo a su vez un alegato por la vida en su discurso navideño, urgiendo a los palestinos a celebrar pese a todo.
“Es posible celebrar en Gaza, es posible celebrar en Belén. Necesitamos celebrar no sólo hoy, sino todos los días del año”, añadió el prelado, que reconoció que aún quedan muchos problemas.
El palestino, Tamer Gacamam, reconoce a EFE que sus dos hijos, de tres y cuatro años de edad, nunca han visto una celebración navideña similar. Ayer, Santa Claus, visitó el colegio de los niños con regalos y que eso les hizo muy felices.
“Algún día queremos ir a visitar el Santo Sepulcro con los niños, pero es un poco difícil”, comenta, antes de añadir que los menores aún no conocen Jerusalén porque, al igual que los adultos, necesitan autorización israelí para moverse.