Después de 25 años, los Indiana Pacers volvieron a disputar unas Finales de la NBA, enfrentando a los Oklahoma City Thunder en una serie que desató entusiasmo en Indianápolis, donde el baloncesto forma parte de la identidad cultural del estado.
El estadio Gainbridge Fieldhouse se convirtió este miércoles en el centro de una celebración masiva por parte de los aficionados, que llenaron las calles con camisetas amarillas y azules desde horas antes del inicio del tercer juego de la serie. El equipo, que no ha ganado un título de la NBA, busca su primer campeonato tras haber conquistado tres en la extinta ABA.
Rick Carlisle, entrenador del equipo, evocó el espíritu del baloncesto en el estado con una frase emblemática: “En 49 estados es solo baloncesto, pero esto es Indiana”. La afición, revitalizada por el estilo ofensivo del equipo, ha abrazado con fervor a una plantilla liderada por Tyrese Haliburton, quien marcó el primer juego con una canasta decisiva a falta de 0.3 segundos.
Aunque los seguidores de Oklahoma City también estuvieron presentes, su presencia fue mínima en comparación con la marea local. Haliburton, con el dorsal 0, fue el más representado en las tribunas, consolidándose como el rostro de esta nueva era de los Pacers.
Minutos antes del partido, un grupo de más de 50 manifestantes se reunió en las inmediaciones del estadio para protestar contra las redadas migratorias en Estados Unidos. Con carteles como “ICE fuera de Indy ahora” y “Ningún ser humano es ilegal”, los asistentes denunciaron las políticas migratorias del presidente Donald Trump.