El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, declaró este viernes que Washington no teme una escalada de tensiones con Rusia ante el incremento de la presencia militar estadounidense en el Caribe. En medio de un despliegue sin precedentes que incluye portaaviones, buques de guerra y miles de tropas, Rubio minimizó las advertencias de Moscú sobre un “error fatal” en la región, calificando el apoyo ruso al gobierno de Nicolás Maduro como meramente retórico.
Bajo la renovada visión de la Doctrina Monroe impulsada por la administración Trump, el jefe de la diplomacia norteamericana reafirmó que Estados Unidos ejercerá su dominio en el hemisferio occidental para combatir lo que considera amenazas directas a su seguridad nacional, sin que la influencia de potencias externas altere sus planes operativos.
Enfático en su postura contra el crimen organizado, Rubio sentenció que su país no firmará ningún acuerdo de paz con bandas narcotraficantes o “narcoterroristas”, equiparando a grupos como el Tren de Aragua, la MS-13, el ELN y los cárteles mexicanos con organizaciones criminales con las que no se puede negociar. Esta declaración acompaña una agresiva campaña marítima que ya ha resultado en la destrucción de al menos 29 embarcaciones y más de cien muertes en el Caribe y el Pacífico, acciones que el gobierno justifica bajo la designación de estos grupos como entidades terroristas.
Mientras el presidente Donald Trump insiste en que los ataques terrestres en territorio venezolano podrían ocurrir “muy pronto”, Rubio defendió que estas misiones no requieren aprobación previa del Congreso, manteniendo a la región en un estado de máxima alerta ante la inminencia de nuevas ofensivas militares.