Documentos recientemente desclasificados confirman que el FBI recibió advertencias sobre la implicación de Jeffrey Epstein en delitos de pornografía infantil desde la década de 1990, pero la agencia no tomó medidas sustanciales durante casi diez años. La información proviene de una denuncia presentada el 3 de septiembre de 1996 por Maria Farmer, una artista y ex colaboradora del financista, quien alertó a las autoridades federales sobre el interés de Epstein en material ilegal que involucraba a menores y las amenazas que recibió para guardar silencio.
Tras la publicación de estos archivos bajo la Ley de Transparencia de Archivos Epstein, Farmer declaró al New York Times que finalmente se valida su testimonio tras tres décadas de silencio institucional, señalando que el FBI poseía pruebas sobre el robo de fotografías y negativos de sus hermanas menores que el magnate pretendía comercializar.
El manejo de esta denuncia ha sido calificado como un episodio “vergonzoso” por abogados de las víctimas, quienes cuestionan por qué se permitió que Epstein continuara operando y por qué se negó la existencia de estos reportes durante tanto tiempo. A pesar de que Farmer insistió en que se investigara también a Ghislaine Maxwell y a otros colaboradores cercanos, los documentos liberados recientemente omiten referencias a dichas personas, lo que ha generado nuevas críticas hacia el Departamento de Justicia por el elevado nivel de censura y tachaduras en los textos.
Legisladores como Thomas Massie han acusado a la actual administración de incumplir plenamente con la normativa de transparencia, mientras el FBI guarda silencio ante las revelaciones que sugieren que una intervención oportuna en los años noventa pudo haber evitado décadas de abusos sistémicos.