El Presidente Donald Trump ha puesto en marcha para 2026 una de las estrategias migratorias más agresivas en la historia de Estados Unidos, respaldada por la ley presupuestaria “One Big Beautiful Bill Act” (OBBBA) aprobada en julio de 2025. Este paquete asigna un fondo extraordinario de 170 mil millones de dólares destinados al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Patrulla Fronteriza, lo que representa casi triplicar el presupuesto operativo previo.
De este monto, aproximadamente 45 mil millones están etiquetados para la expansión de centros de detención hasta alcanzar las 100,000 camas, mientras que 32 mil millones se enfocan en la contratación de miles de nuevos agentes para intensificar la localización y expulsión de inmigrantes sin estatus legal en todo el país.
Tom Homan, el denominado “zar fronterizo” de la Casa Blanca, confirmó que en 2026 las operaciones de control se trasladarán con mayor fuerza a los lugares de trabajo, incluyendo granjas, fábricas y hoteles, sectores que hasta ahora habían evitado redadas de gran escala. Homan aseguró que para mediados de enero de 2026 estarán en activo 10,000 nuevos agentes de ICE, con el objetivo de alcanzar la cifra de un millón de deportaciones anuales prometida por el mandatario. Pese al desplome en el índice de aprobación de estas medidas —que cayó al 41% en diciembre de 2025— y al impacto económico previsto por la escasez de mano de obra e inflación, la administración republicana mantiene su postura de “tolerancia cero”, eliminando además el estatus legal temporal para miles de haitianos, venezolanos y afganos.