La ciclista mexicana Jade Romero, fallecida el pasado 11 de diciembre tras sufrir un accidente mientras entrenaba, fue despedida en su natal Veracruz por familiares, amigos y deportistas que se congregaron para darle el último adiós.
La comunidad de ciclistas montó una guardia y se llevó a cabo una misa en la catedral San José, para posteriormente sepultar a la originaria de Coatzacoalcos en el panteón municipal.
Con consternación y desconsuelo las personas que fueron cercanas a Jade la recordaron como una deportista muy disciplinada que “vivía su sueño” luego de que recientemente se había incorporado al equipo AR Monex con la intención de forjar una carrera profesional dentro del ciclismo.
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“Le pregunté si realmente quería hacer esto y me dijo llorando que sí, que quería vivir ese sueño”, recordó José López, uno de sus entrenadores, en entrevista con TV Azteca.
De acuerdo con información que surgió esta semana, la muerte de Jade Romero ocurrió tras ser impactada por un automóvil mientras entrenaba en una rodada junto a su equipo.
“La causa que dio origen al hecho fue la falta de precaución por parte del conductor del vehículo tipo bicicleta, al invadir el carril opuesto a su circulación e interponiéndose a la circulación normal del conductor del vehículo tipo Silverado”, se lee en el dictamen pericial publicado por la revista Proceso.
La mañana del 11 de diciembre, Romero circulaba junto con su equipo en la autopista de Joquicingo a Jajalpa, en San Francisco Tepexoxuca, Tenango del Valle, localidad cercana a la Marquesa, en el Estado de México.
Jade Romero tenía contemplado llegar el 20 de diciembre a su natal Veracruz para pasar las vacaciones de fin de año con su familia, y posteriormente en enero viajar a Europa para continuar con su preparación.