A lo largo del año vimos cómo el gobierno mexicano desmanteló redes criminales persiguiendo a sus operadores, pero sin seguir de frente hacia los protectores, figuras prominentes de la 4T.
Se persiguió a los almirantes acusados de “huachicol” fiscal, pero nadie investigó si eran protegidos por su tío, el secretario de Marina del sexenio pasado. Se persiguió a Hernán Bermúdez y su banda de La Barredora, pero nadie investigó al que lo hizo secretario de Seguridad de Tabasco, Adán Augusto López. El último caso: Édgar Rodríguez Ortiz, alias “El Limones”, acusado de extorsión pero sin tocar a la Catem, señalada por empresarios como la promotora de esas extorsiones.