Colima – ContraSentido

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  • Obra portuaria de Manzanillo garantizará conservación ambiental: Sheinbaum

    Obra portuaria de Manzanillo garantizará conservación ambiental: Sheinbaum

    MANZANILLO, Col. (apro).- Mientras organizaciones ambientalistas han denunciado los “graves riesgos ecológicos y sociales” que implica la ampliación del puerto de Manzanillo hacia la Laguna de Cuyutlán, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró este sábado, durante una visita a esta ciudad, que el proyecto “por supuesto va a garantizar la conservación ambiental de la laguna, (pues) va a desarrollarse disminuyendo al máximo los efectos ambientales y garantizando la biodiversidad” del cuerpo acuático. 

    Enfatizó que la ampliación portuaria en Manzanillo “es una obra importantísima para el país”, ya que, si bien es el tercer puerto de América Latina, “lo vamos a hacer el primero” con “una inversión pública muy importante por parte de la Secretaría de Marina, que se suma a una inversión privada también muy importante”. 

    La mandataria explicó que la Marina realizará la primera parte de la infraestructura, pero “la operación de los puertos se lanza a licitación, que es lo que vamos a hacer, para que empresas mexicanas principalmente sean quienes operen esta segunda etapa o este segundo puerto de Manzanillo”. 

    Al dar inicio a la construcción de puentes vehiculares afectados por el huracán Lidia en Colima, Sheinbaum refirió que, en Manzanillo, a través del Plan México, el gobierno federal realiza obras de infraestructura que contribuyen a que su puerto crezca; “las cosas van a cambiar porque el que haya inversión pública y privada para el puerto se tiene que ver reflejado en el bienestar de los habitantes de Colima.” 

    Indicó que también se avanza en el desarrollo de los puertos de Salina Cruz en Oaxaca, Lázaro Cárdenas en Michoacán, Coatzacoalcos en Veracruz y Progreso, en Yucatán; por lo que esta manera se garantiza la importación y exportación de productos en beneficio de todo el país, agregó. 

    Recientemente, la organización Defensores del Medio Ambiente y Recursos del Mañana (Demarem A.C.) lanzó una alerta por los graves riesgos ecológicos, sociales y económicos que podría implicar la expansión del puerto de Manzanillo, para el que se prevé una inversión de más de 60 mil millones de pesos. 

    El organismo civil advirtió que la probable remoción de manglar, el dragado, relleno y corte de la Isla Cocodrilos II como consecuencia del proyecto portuario “son obras que podrían ocasionar daños irreparables al sistema lagunar, ya que los vasos están interconectados y el deterioro en uno puede afectar a todo el ecosistema”. 

    También se prevén impactos sociales como la pérdida de medios de vida para las comunidades pesqueras y salineras, así como afectaciones a actividades ecoturísticas basadas en la biodiversidad. 

    Antes, en un reportaje publicado en la edición del mes de abril de la revista Proceso, académicos y activistas advirtieron también sobre los peligros e impactos ambientales que podría traer la expansión portuaria sobre los ecosistemas de la Laguna de Cuyutlán, considerada el cuarto humedal costero más importante del país.  

    En su visita de este sábado a Manzanillo, Sheinbaum Pardo aseveró que con la ampliación portuaria se fortalece el cuidado a la biodiversidad de la laguna; además, avanzan proyectos de agua, puentes vehiculares y otras obras con inversión de cuatro mil millones de pesos en la entidad. 

    Poco antes de concluir el evento, desde el público asistente un hombre que se identificó como pescador hizo uso de la palabra dirigiéndose a la mandataria: 

    “Buenas tardes, con humildad le quiero hacer una pregunta con todo el respeto que me merece: soy un humilde percador de la laguna de Cuyutlán, con la apertura del nuevo puerto que se va a hacer aquí yo quisiera preguntarle ¿qué va a pasar con el sector pesquero, señora presidenta de la república?” 

    En el templete, Sheinbaum se desplazó nuevamente hacia el atril donde se encontraba el micrófono y respondió: “Están considerados, vamos a pedirle al almirante secretario (titular de la Secretaría de Marina) y a la gobernadora que se sienten con ustedes para considerarlos; de ninguna manera estaríamos haciendo un proyecto que no considerara a los pescadores”. 

    Los aplausos de la concurrencia dieron por terminada la respuesta, así como la ovación “pre-si-den-ta, pre-si-den-ta…” 

    Acompañaron a Claudia Sheinbaum la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno Silva; el subsecretario de Infraestructura, Juan Carlos Fuentes Orrala; y la presidenta municipal de Manzanillo, Rosa María Bayardo Cabrera. 

    Por otra parte, en una actividad a la que no hubo acceso a los representantes de los medios de comunicación, la presidenta visitó la nueva fase de la Central Termoeléctrica de Ciclo Combinado “General Manuel Álvarez Moreno”, de la Comisión Federal de Electricidad, de la que el viernes inició operaciones la primera turbina. 

    A través de sus redes sociales, la mandataria indicó que esta nueva instalación comienza con 230 megawatts y al concluir la construcción alcanzará 345 megawatts de capacidad. 

  • ONG alerta sobre graves riesgos ambientales y sociales de nuevo proyecto portuario en Manzanillo

    ONG alerta sobre graves riesgos ambientales y sociales de nuevo proyecto portuario en Manzanillo

    COLIMA, Col. (apro).- La organización Defensores del Medio Ambiente y Recursos del Mañana (Demarem A.C.) lanzó una alerta por los graves riesgos ecológicos, sociales y económicos que podría implicar la expansión del puerto de Manzanillo hacia el vaso II de la Laguna de Cuyutlán, proyecto para el que se tiene considerada una inversión de más de 60 mil millones de pesos. 

    Aunque los trabajos aún no han comenzado formalmente, el proyecto portuario impulsado por la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) Manzanillo, bajo la administración federal encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca ampliar la infraestructura estratégica del puerto para incrementar la capacidad operativa y consolidar a Manzanillo como un nodo clave en el comercio marítimo nacional e internacional. 

    El pasado 3 de abril la Asipona había solicitado la autorización ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para la primera etapa del proyecto, pero semanas después retiró la Manifestación de Impacto Ambiental con el argumento de que realizará el trámite de manera integral. 

    Mediante un comunicado, la agrupación Demarem A.C. advirtió que la probable remoción de manglar, el dragado, relleno y corte de la Isla Cocodrilos II son obras que podrían ocasionar daños irreparables al sistema lagunar, ya que los vasos están interconectados y el deterioro en uno puede afectar a todo el ecosistema. 

    Además de los daños ambientales, se prevén impactos sociales como la pérdida de medios de vida para las comunidades pesqueras y salineras, así como afectaciones a actividades ecoturísticas basadas en la biodiversidad. La construcción de un acueducto Armería-Manzanillo, sin consulta previa y sin estudios públicos justificativos, también ha generado preocupaciones sobre el acceso al agua potable y agrícola para las poblaciones locales. 

    La laguna de Cuyutlán es un humedal costero que comprende cuatro vasos lagunares y el Estero Palo Verde. Este sistema hídrico se distingue por su alta biodiversidad y funciones ecológicas indispensables. Los manglares, los humedales y la Isla Cocodrilos II —que el proyecto amenaza con modificar o destruir— constituyen hábitats esenciales para una gran variedad de especies acuáticas, terrestres y aves migratorias, algunas en peligro de extinción o de alto valor ecológico. 

    Entre las especies que dependen de este ecosistema se encuentran tortugas marinas, mamíferos y al menos 57 especies de aves migratorias, como la espátula rosada, el pelícano blanco y el gavilán caracolero, que no solo contribuyen a la riqueza natural sino que son indicadores clave de la salud ambiental. 

    Adicionalmente, la laguna alberga las históricas salinas de Cuyutlán, una tradición artesanal que data de más de 570 años y que hoy da sustento a más de 190 familias, generando cerca de 400 empleos indirectos. La alteración del flujo natural del agua y el aumento o disminución de la salinidad pondrían en riesgo la producción de sal, afectando la identidad cultural y la economía local. 

    El nuevo proyecto portuario, anunciado a finales del año pasado por la presidenta Claudia Sheinbaum, es considerado una obra estratégica impulsada por la actual administración federal encabezada por Claudia Sheinbaum, orientada a fortalecer la infraestructura logística del principal puerto comercial de México en el Pacífico. 

    La expansión proyecta ampliar la capacidad para recibir buques de mayor calado, incrementar las áreas de almacenamiento de mercancías y diversificar terminales para contener carga general, graneles y productos líquidos. Se trata de un megaproyecto que busca posicionar a Manzanillo como un puerto competitivo a nivel global, en un contexto de creciente demanda logística y comercio internacional. 

    No obstante, el caso de las nuevas instalaciones portuarias, que busca ampliar de cuatro a diez millones el movimiento anual de contenedores, pone en tensión la necesidad de crecimiento económico con la obligación de proteger ecosistemas frágiles y preservar formas de vida comunitarias ancestrales. 

    Demarem A.C. instó a las autoridades a reconsiderar y realizar estudios técnicos rigurosos, así como a implementar medidas reales de mitigación y compensación, como la construcción de canales que mantengan el flujo de agua limpia hacia vasos lagunares aún preservados, la declaratoria inmediata de Áreas Naturales Protegidas para dichos vasos, y el fortalecimiento del Centro Ecológico de Cuyutlán como espacio de investigación y protección ambiental. 

    Asimismo, pidió que se garantice la participación activa y el derecho a la consulta de las comunidades afectadas para que las decisiones sobre el territorio sean transparentes y respeten los derechos humanos. 

    La organización concluyó que la ampliación portuaria, sin estos ajustes, podría traducirse en un ecocidio ambiental y cultural con consecuencias irreversibles para la laguna de Cuyutlán y sus habitantes, con la amenaza de perder siglos de riqueza natural y tradiciones.