Los niños con sobrepeso y obesidad son propensos a tener dificultades para gestionarsus emociones, halló un estudio sobre cómo el exceso de peso impacta el cerebro infantil.
La investigación fue realizada por el Laboratorio de Neuropsicología y Cognición de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Unos 73 menores de edad de entre 7 y 12 años, con obesidad, sobrepeso y peso normal, fueron sometidos a pruebas de funciones ejecutivas y cognición social.
Se observó que los niños con sobrepeso u obesidad tuvieron más problemas con la memoria de trabajo verbal, si bien la memoria de trabajo visual fue mejor.
Del total de los menores participantes, 90.9 por ciento refirió tener hermanos y/o padres con obesidad, aunque 71.4 por ciento afirmó realizar alguna actividad física fuera de la escuela.
En concreto, se halló que la población infantil excedida de peso presenta:
- retardo en la sensación de gratificación
- dificultades de cognición social
- pobre autorregulación emocional
- menor flexibilidad cognitiva
- decisiones emocionales desfavorables
- bajo control de la inhibición
Maura Jazmín Ramírez Flores, doctora en Neurociencias de la Conducta, refirió que el cerebro infantil está en constante formación, aprendizaje y consolidación de procesos cognitivos.
Dentro de ese proceso existe el funcionamiento ejecutivo que se considera de alto orden, es decir, subyace a otros para llevar a cabo conductas, acciones, juicios, memoria de trabajo, metas a corto o largo plazo y habilidad cognitiva, por ejemplo.
Este proceso ocurre en la corteza prefrontal y madura de manera diferencial en los llamados periodos críticos del desarrollo.
La doctora Ramírez Flores explicó que en el caso del cerebro de adultos con sobrepeso u obesidad se ha documentado menor capacidad o incapacidad para inhibir el impulso de buscar y consumir alimentos.
Esto porque se involucran los circuitos relacionados con el aprendizaje y la memoria, el de la recompensa y qué tan atractivos son; el de motivación y dirección para acceder o buscar conductas; y el de la inhibición y control de la conducta.
Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública reveló que los niños de zonas rurales y urbanas tienen altos índices de consumo de botanas, dulces y postres, además de cereales y dulces.
En el caso de las bebidas endulzadas, su consumo llegó al 95 por ciento de menores en primaria.
Con información de López-Dóriga Digital